Estaba mirando por el balcón hacia la calle, recordando esa escena de Forest Gump, en la que Jane pretendía suicidarse después de haberse dado cuenta que estaba tocando fondo. También se acordó del Video Pure Morning de Placebo, en el que no sabía que iba a pasar después de que saltara al vacío.
Estaba ahí pero era muy cobarde, para siquiera ir mas allá de la baranda, sabia que tenia mucho mas por luchar pero no quería hacerlo, no se había cansado de vivir, es solo que estaba recibiendo golpes muy bajos desde aquella noche en la que perdió toda moral para juzgar a otro sobre lo correcto o lo incorrecto.
Tomo mas vodka, lleno el vaso para seguir bebiendo, creía que de esa forma iba a dejar de dolerle ese músculo que tiene entre los pulmones. No tenia música a todo volumen, pero se repetía una y otra vez Boys don’t cry de The Cure. Juró que nunca iba a volver a llorar, pero no entendía si era el ardor del vodka o el dolor de su corazón lo que obligaba a brotar lágrimas de sus ojos.
Observaba como el trafico enloquecía por ese semáforo descuadrado en la esquina, como se imaginaba entre los dos flujos vehiculares esperando a ser arrollado para aunque de esa manera llamar la importancia de alguien… El celular sonó, ese timbre típico que le tenía programado.
Se dispuso a contestar, pero recordó a Madonna en I want you, y solo lo apagó, ni siquiera supo quien lo había llamado. Al entrar del balcón, noto esas tijeras con las que le encanta depilarse, no pensó mas que un minuto en soltarle el filo de una de sus hojas contra sus muñecas, sus débiles y frágiles muñecas que tanto le avergüenzan por ser tan delgadas.
Sin pensarlo mas las tomo de la mesa, las abrió y colocó el filo contra su brazo, pensó si hacer un corte lento o rápido. ¿Qué le iba a doler más? ¿Rápido?, si lo hacia rápido el corte iba a ser mas superficial y tal vez tardaría mas en desangrarse. Uh no eso seria mucho problema para el, un reguero, ni hasta en su suicidio iba a pensar dejar todo hecho un fiasco.
Algo en su interior hizo “clic”, como una punzada, y dejó las tijeras en la mesa y volvió al balcón se sentó el la silla y se sirvió otro trago de Vodka, esta vez no tan lleno, necesitaba empezar a moderarse, si seguía tomando de esa manera tal vez no iba a llegar mas lejos que del piso. Tomo sorbos lentos y constantes como cuando se tiene sed. A la mitad del trago, lo dejó en la mesa del balcón y fue al baño. Entró cerro la puerta y se sentó en la cisterna.
Frente a él, el espejo… en este, su imagen. Dios, me veo horrible, si muero por lo menos debo verme bien. Se imaginó bien vestido, bien peinado y sonriendo, como suele salir en todas las fotos que le han tomado… Pero hoy no hoy no era un día para sonreír, jamás pensó que de los 50 músculos que se necesitan para marcar la sonrisa en un rostro, el corazón (que no esta ahí) fuera determinar la armonía muscular. La sonrisa no salía por ninguna parte ni siquiera de verse en ese estado tan deplorable. Abrió el mueble del baño, vio esa tonelada de pastillas que se mete para algo: depresión, gases, resfriado, cuidado facial, analgésicos….
Si me meto todas estas pepas, puede que muera pronto, pensó. Pero le dio mucha pereza sacar pastilla por pastillita, molerlas y luego tomárselas. Que pereza, jamás pensé que morir fuera tan complicado, prefiero saltar del balcón y ya. Pero no fue al balcón, se tiró en su cama y recordó como esas sabanas que están tan estáticas y ordenadas, antes fueron el encuentro de tantas noches de pasión. Para que recordarlas, que sentido tiene si su utilidad no iría mas allá de una masturbación. Se levantó y regreso al balcón. Se sentó y se tomo lo que faltaba de su trago de Vodka.
Esta vez sonó el teléfono del apartamento, sonó tres veces antes de que el contestará, pero no dijo nada, se quedo esperando a que le dijeran algo. Lo único que escuchaba era la respiración de quien lo llamaba. No quiso decir nada, pasaron quince segundos y seguía escuchando la respiración. Pensó que si ninguno de los dos quería hablar lo mejor era colgar… Cuando se disponía a soltar la bocina, escucho un sollozo. Una sonrisa maliciosa surgió entre sus mejillas, colgó. Pensó irse del lugar, tomo su abrigo, se puso esos tenis naranjas que tantas cuadras había caminado… 50, 60 en una sola noche… no lo recuerda muy bien.
Agarró el llavero de la mesita redonda que se encontraba a la entrada, abrió la puerta. Con la puerta abierta miró esa sombra que se presentaba frente a él. No puede ser, pensó: Se restregó los ojos fuertemente… y efectivamente el vodka le había jugado una mala pasada, ya estaba viendo cosas donde no las había. Se aterró y cerró la puerta, le puso los tres cerrojos que había instalado cuando se enteró que habían robado el apartamento de su vecina.
De nuevo en el mismo espacio, debía salir, pero no físicamente. Prendió su computador, empezó a arrancar el XP. Rápido, rápido, se decía en la mente. Cuando estuvo todo completo, abrió el Explorer; mientras cargaba la página que tenia de inicio, fue por la botella de Vodka, el sereno la había afectado y el licor estaba muy frió. ¿Que horas eran?, ¿cuanto tiempo había pasado pensando en lo que había sucedido? ¿Ya era suficiente? ¿Que debía hacer?
…Zapping. Esa fue primera opción, primero debía acordarse donde estaba el control, así que por pereza fue descartada, creó que no tenia mas opciones en mente, ya no quería Internet, ya no quería TV ya no quería nada, Tomo la botella con su mano izquierda y por no querer buscar el vaso, tomo directamente desde esta. La soledad lo estaba matando. Aquel que decía “el que bebe solo… perdedor” y “el que bebe lunes, fracasado” estaba bebiendo solo y un lunes… bueno ya era martes, de eso él si estaba seguro.
Maldita soledad, decía una y otra vez, no quería hacer nada, ni siquiera vivir, había llegado a ese estoicismo absoluto en el cual ya la vida no es un goce sino una carga?, Ya no mas. Dijo que nunca mas en su vida lo volvería a hacer pero había una cajetilla de Slims en el mesón de la cocina, probablemente llegaron como publicidad, pero nunca se había atrevido ni a mirarlos. Copia boba de un Capri, pensó. No voy a fumar, se dijo para sus adentros.
Pero mientras que terminaba de negarse ya tenia un cigarrillo en la boca y estaba buscando algo para encenderlo: no encontraba nada, ni siquiera esos fósforos que se robó del Radisson cuando fue a comer con sus primos. Vaya, forma de suplicio, queriendo fumar pero sin tener nada para encenderlo. Ya era lo suficientemente listo para saber que las estufas eléctricas no prenden cigarrillos. Ya lo hubiese intentado: Finalmente el desespero lo atrapó, arrugó el cigarrillo y lo dejo en el lavaplatos.
Nada que hacer, nada que hacer; ni siquiera quitarse la vida; era todo lo que le decía su cabeza. A esta altura de la noche solo respondía su cabeza, porque su corazón estaba fuera de servicio. ¿Que mas podía hacer? Ya no le cabía mas Vodka, sabia que si seguía tomando se iba a vomitar, no había comido nada desde la mañana… con razón se sentía tan débil. Solo tenia que esperar a matarse de hambre.
Ya lo había intentado, no por quitarse la vida, sino por no engordar, recordó todas las semanas de terapia que buscaban corregir ese desorden alimenticio típico de la adolescencia: La anorexia no es común en hombres, le dijo el primer día la terapista, pero esa señora estaba más pendiente de su tarifa que de su paciente. Aun no se sabia a ciencia cierta si se había curado, pero podía pasar dos días sin comer y no tener ningún efecto mas que el de sentirse débil.
… Pero que carajos, podía tomar todo lo que quisiera, aunque le tenia pavor a la cirrosis, después de que un amigo suyo murió por tan condenado mal. Agarró la botella y se dirigió a la nevera a guardarla. Cuando abrió la nevera, se dio cuenta que había un poco de queso: Pensaba comer queso, pues sin comer nada antes lo podría inflar. Así que cerró la nevera y se dirigió al balcón, ya hacia el frió sufriente para cerrar la puerta. La ajustó y se lanzó hacia la cama. Ridícula obsesión, querer matarse, se decía. Pero no podía dejar de pensar en como seria su levantamiento: Su amiga abriría la puerta y lo encontraría blanco y frió, tal vez tirado en el suelo, entonces vendría su levantamiento y su viaje hacia la morgue. Lugo tal vez seria su entierro y… ¿A donde va a llegar lo que quede? ¿Tiene alma? O solo fue un invento de la maldita clase de religión que siempre perdía.
¿Se iría al cielo o al infierno? Tal vez en el infierno sea duro pero fijo encontrará parte del estilo de vida que le gusta llevar. Tanta paz en el cielo puede ser como unas vacaciones largas en la playa… muy rico y todo pero después de una semana uno quiere largarse.
Dejo de pensar… todo se estaba poniendo difuso y oscuro, tal vez su hora había llegado, tal vez no. Tal vez el sueño lo estaba llamando, se inclinó, como siempre hace cuando quiere dormir. Cerró los ojos lentamente todo estaba poniéndose en silencio, la calle estaba muy distante en este punto, el semáforo a esa hora ya no era funcional, quizás quería dormir para siempre, solo que su conciencia aun lo ignora, por eso acá terminó yo, tal vez mi hermano gemelo que despierta cuando yo duermo le ayude a aclarar sus ideas. Yo no quiero morir. Quiero ver sonrisas como las que tuvo en el pasado. Todo se hace lento, ya no puedo hablar más…